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Después de COVID 19 nada será igual

Giro Copernicano

Todos pensamos en alguna medida…  ¿saldremos de ésta?.
Claro que saldremos de ésta, pero ¿cómo quedaremos? ¿cómo viviremos? ¿cómo será la manera de trabajar?, en fin, se intuye que nada volverá a ser igual. Empecemos a tenerlo claro y seamos valientes para reconocer que se ha puesto en marcha la maquinaria del cambio, pero no del cambio teórico pues parece que esto va muy en serio y pinta a Giro Copernicano.

Desde 2018 se nos venía anunciando, por expertos, que estábamos en las puertas de una gran recesión mundial, se cuestionaba muy seriamente la globalización. Europa envejecida no aceptaba refugiados jóvenes y preparados. Las calles de grandes ciudades vivían y se llenaban de revueltas de jóvenes desengañados. Aparecía el gran movimiento de sensibilizados jóvenes que están reaccionando ante la emergencia climática y se unen para actuar mundialmente a través de “Friday For Future”, y las tecnologías centradas en Internet creaban tres grandes bloques (USA, China, Rusia) que se han individualizado generando una guerra tecnológica entre ellos a través de sus propios sistemas. Mientras, Europa, no acaba de encontrar su sitio en el mundo.

Lecciones del Coronavirus

En el contexto empresarial estamos viendo que en todos los sectores más o menos expuestos a los riesgos de esta pandemia, empresas que estaban más preparadas para la situación y otras que han aprendido rápido de la misma se han podido defender mejor de la situación gracias a estar más digitalizadas.
Una de las cosas que previsiblemente arraigarán, teniendo como detonante el confinamiento forzado por el virus, es el teletrabajo.

Estas semanas, muchas empresas y sus trabajadores/as han descubierto que, en determinadas ocupaciones, una parte muy importante del trabajo se puede hacer con herramientas telemáticas y digitales. A pesar de no disponer siempre de los equipos más adecuados, como por ejemplo las reuniones virtuales a través de aplicaciones diversas se han multiplicado. Y ha sido de esta manera que mucha gente ha tomado conciencia de la cantidad de tiempo empleado en desplazamientos que en muchas ocasiones serían prescindibles.

Actualmente el teletrabajo es un derecho y no una obligación, pero eso puede cambiar en un futuro próximo por razones que van desde la propia conciliación de la vida laboral y familiar pasando por la productividad y finalmente como un instrumento para combatir el cambio climático.

Otro aspecto a tener en cuenta es la aparición que se previene fulgurante de la tecnología 5G centrada en los ámbitos de la conectividad junto a otros soportes tecnológicos está llamada a ser el gran paradigma del teletrabajo unido a la inteligencia artificial, pero no todas las empresas y organizaciones estarán preparadas de igual manera para aprovechar sus ventajas.

Intuyo que la convalecencia de la pandemia será dura. Aquellos tiempos donde la gran China era la fábrica barata del mundo pues disponía de millones de personas que trabajaban por un plato de arroz ha cambiado, y hoy trabajan para vivir mejor, como los occidentales. Hoy dispone y es líder en tecnología. Mientras, en el rico mundo occidental hemos aprendido mucho menos que los chinos en los últimos años.

Estamos ante el gran desastre de la emergencia climática y atrapados en un entorno que hemos destruido y que necesita de un gran cambio hacia una conducta sostenible dentro de un sistema consumista que no acaba de morir, pero que delante tenemos a otro modelo disruptivo e innovador que no acaba de nacer. Quizás este maldito COVID 19 nos haga aprender más rápido.

Globalización y nuevo orden económico

Aunque esto dure más tiempo del esperado, cuando pase la fase pandémica todo volverá a activarse, pero replanteando negocios y sectores hacia la economía circular, el uso de energías limpias y poniendo el cambio climático en los ejes de nuestros objetivos.

Tendremos que poner la maquinaria en marcha, pero no va a ser de hoy para mañana. Tendremos que inventar, crear, despertar con una nueva mirada según los mejores expertos mundiales en materia económica, con una industria obsoleta y agotada que habrá que replantearse de arriba abajo. Con un nuevo escenario geopolítico de gran dimensión y envergadura y con miedo entre unos y otros sin precedentes especialmente entre China y USA disputándose el liderazgo mundial. Con una tecnología punta que nos convertirá en seres humanos con más tiempo para el ocio y con nuevas maneras de trabajar.

Por lo tanto, creo que pensar que vamos a despertar de este mal sueño y lo primero que haremos es reemprenderlo todo donde lo dejamos, es ser muy iluso. Una de las grandes esperanzas es que tenemos una generación denominada “Z” que, si algo no tiene, es miedo. Los “Z” deben seguir rompiendo moldes y desprogramando todos los sistemas pasados y actuales que están produciendo el cambio climático creado por sus antecesores.

El acelerón digital

Partimos de un hecho innegable. Internet ha pasado en 25 años de ser un recurso exótico donde informarse a una herramienta indispensable en nuestras vidas. Inmersos en una sociedad de la información donde cada vez con mayor frecuencia nuestras compras y relaciones tanto personales como profesionales, pasan por el uso de una APP por no citar una infinidad de aplicaciones como por ejemplo controlar nuestras pulsaciones cuando practicamos deporte.

La multitud de puntos de contacto con el cliente, actualmente, obliga a las empresas a prestar una asistencia extra. ¿Cómo se desarrolla un entorno integrado, que no solo asiste a los clientes, sino que también revierte ahorros en costes, mejoras en la eficiencia y que esté preparado para los cambios del futuro?
Son muchas las empresas que han ido impulsando sus iniciativas digitales para no perder competitividad y poner al alcance de sus clientes la próxima generación de servicios digitales.

En el caso concreto de las empresas de nuestro sector podríamos enumerar muchísimas aplicaciones en todo tipo de instalaciones en edificios y espacios que permiten controlar desde la climatización o hasta la activación de cualquier aplicación a través de un asistente de voz o algo que en estos días ha supuesto una gran ventaja diferencial como puede ser la telegestión de puntos críticos de consumo eléctrico desde un dispositivo a Km de distancia.

Un ejemplo de ello es la suspensión de los desplazamientos a los que se ha visto sometido el personal encargado de mantener ciertas instalaciones de autoconsumo fotovoltaico, con el fin de evitar su exposición al riesgo de contagio y no obstante, el seguimiento del rendimiento de estas instalaciones continúa con normalidad a través de herramientas online.

Al margen de esta etapa coyuntural el papel de estos y otros avances ha sido vital para hacer frente a la demanda cada vez más diversificada que consumidores imponen a las empresas. La agilidad de éstas es vital para adaptarse al cambio y para acelerar el desarrollo de nuevos servicios o productos.

La forma en que las personas consumidoras utilizan la tecnología y las redes que la sostienen también ha cambiado en los últimos años. El espacio móvil ha copado, por supuesto, la mayor y más fascinante evolución. La penetración de estos dispositivos no ha dejado de crecer año tras año, aumentando también el número de usuarios cuyo foco de contacto con la red es su dispositivo móvil.
El Smartphone es la piedra angular de muchas personas consumidoras. Casi la totalidad de los usuarios y las usuarias que prefieren el móvil (86%) utilizan este dispositivo para buscar un producto o servicio antes de realizar la compra.

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Desarrollo de soluciones tecnológicas que permiten obtener mayores ahorros energéticos.

La innovación y la conectividad son fundamentales para aumentar la eficiencia energética en los hogares. La clave para reducir el impacto en el medio ambiente está en el desarrollo de la conectividad del hogar y en la apuesta de Smart Buildings o edificios inteligentes.

Hoy en día, el sector de la edificación se enfrenta de forma continua a nuevos retos para conseguir edificios más sostenibles, respetuosos con el medioambiente y capaces de cubrir las demandas de climatización sin elevados consumos para que sus habitantes no renuncien al confort.
Con este objetivo, el nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE) aprobado en diciembre del 2019, junto con la Directiva de Eficiencia Energética de Edificios 2010/31/EC, definen el marco para conseguir edificios altamente eficientes o de consumo energético casi nulo.

Así, los edificios de consumo energético casi nulo tienen un nivel de eficiencia energética muy alto y esta se consigue con una cantidad casi nula o muy baja de energía cuya fuente de procedencia se valora que sea renovables y producida in situ o en el entorno.

Madurez digital

Advertencias como está pandemia aceleran la reacción de las empresas ante estos enormes cambios y plantearse en la forma de crear servicios y productos digitales. Consiste en fijar la madurez digital como meta estratégica.
El 5G trae consigo la promesa de un nuevo escalón del rendimiento de la red, que facilitará un nivel inédito de innovación del que todas las empresas pueden tomar parte, si su red está a la altura de sus ambiciones.

Como venimos exponiendo día a día en nuestros soportes de comunicación, foros formativos, eventos, etc. El mundo cada vez es más digital y eléctrico y el COVID 19 nos lo está demostrando.

La electricidad es más indispensable que nunca.

Otra de las lecciones de la enorme interrupción causada por la crisis coronavirus ha puesto de relieve es la dependencia de las sociedades modernas de la Electricidad.

Millones de personas están confinadas en sus hogares, recurriendo al teletrabajo para hacer su trabajo, sitios de comercio electrónico para hacer sus compras, y plataformas de streaming de vídeo para encontrar entretenimiento.

Un suministro eléctrico fiable sustenta todos estos servicios, así como la alimentación de los dispositivos de la mayoría de nosotros damos por sentado, como electrodomésticos, iluminación, etc.

La electricidad es fundamental para el funcionamiento de los respiradores, y otros equipos médicos en los hospitales que tratan a los números crecientes de personas enfermas.

En una situación tan inquietante y en rápida evolución, la electricidad también asegura la comunicación oportuna de información importante entre los gobiernos y la ciudadanía, y entre el personal médico y los pacientes.

La crisis nos recuerda el coronavirus del papel indispensable de la electricidad en nuestras vidas. También se proporciona una visión de cómo ese papel se establece para expandir y evolucionar en los próximos años y décadas.

El futuro será cada vez más eléctrico, y los profesionales del sector tenemos una gran responsabilidad en que esa electricidad provenga de fuentes de energía limpias y se consuma con la máxima eficiencia con la ayuda de la tecnología.

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La fusión de la IT (Tecnologías de la información) y la Electricidad o el “Internet Energético” como citaba Jeremy Rifkin en su libro la Tercera Revolución Industrial, editado si no recuerdo mal en 2012, son vitales en el desarrollo de nuestra sociedad y a veces necesitamos situaciones extremas para distinguir lo prioritario de lo accesorio. Mejor no olvidar esta conclusión cuando volvamos a la ansiada normalidad.

Juanjo Catalán Gimenez
Consultor empresarial y Coolhunter energético.
Asesor de ASELEC

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