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El papel que juegan los profesionales de las empresas instaladoras en momentos adversos

Es condición humana que, en demasiadas ocasiones, no solemos dar valor a las cosas hasta el momento que nos faltan. Desde el pasado martes 29 de octubre, desgraciadamente lo hemos podido comprobar ante los efectos de la DANA que dejó a más de 150.000 personas sin suministro eléctrico, en medio de un escenario caótico.

El temporal afectó de pleno a las líneas eléctricas de distribución, ocasionando también cuantiosos daños en las infraestructuras de telecomunicaciones, dejando sin luz e incomunicados a los habitantes de las poblaciones afectadas.

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En medio del caos generado en barrios totalmente arrasados, atender a las personas en las condiciones básicas es esencial. La electricidad, no solo es indispensable para vivir, también lo es para el funcionamiento de una parte de los medios y equipamiento necesario para restablecer la normalidad en los distintos puntos del territorio afectado. En medio de la oscuridad de la noche, estos días ha habido personas totalmente incomunicadas y aisladas, convirtiendo para ellas cada minuto vivido en una eternidad.

Desde el primer momento del pasado martes 29, sin descanso y superando todas las dificultades de acceso a las zonas más afectadas, más de 100 empresas instaladoras de forma voluntaria y altruista organizadas desde ASELEC y en coordinación con los ayuntamientos, Diputación, Generalitat Valenciana e IDE-Iberdrola, están trabajando en régimen de emergencia, reponiendo suministros, reparando averías y atendiendo en primer lugar las personas más vulnerables, como ancianos y enfermos y servicios esenciales como centros sanitarios, farmacias y alimentación, entre otros.

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En una semana se ha logrado restablecer el suministro eléctrico, aunque Iberdrola señala posibles cortes temporales para la consolidación de soluciones más robustas. Respecto a los CUPs (punto de suministro), se han efectuado cientos de reparaciones urgentes en hogares, establecimientos comerciales y empresas, aunque todavía nos queda una gran labor por delante que llevará su tiempo, dada la gran cantidad de damnificados que tendrán en función de la urgencia hasta recuperar la normalidad, una respuesta firme y decidida por parte de las empresas instaladoras, actuando como sus electricistas de cabecera.

En cuanto a las telecomunicaciones, como infraestructuras críticas, en un contexto actual tan digitalizado, a día de hoy, se han recuperado un total de 204.000 líneas de telefonía fija un 93% de la totalidad y 263.000 líneas de telefonía móvil un 88% de la totalidad, cifras que indican la magnitud del número de afectados.

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Por todo ello, el trabajo de estos profesionales es esencial en estos momentos adversos y en un ejemplo de responsabilidad y solidaridad, se están volcando, actuando al límite, con su esfuerzo heroico en primera línea. Una labor que merece el reconocimiento de la sociedad, en un mundo inmerso en plena transición energética cada vez más electrificado. Basta con imaginar el efecto que puede tener un fallo eléctrico en un hospital, en sus quirófanos o incubadoras y así una larga lista de escenarios y situaciones.

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Después de atender la urgencia de la situación, cabe una reflexión. La magnitud de un fenómeno como la DANA, nos muestra claramente la necesidad de mejorar las infraestructuras eléctricas, para reducir riesgos ante fenómenos climáticos adversos, cada vez más frecuentes. Es preciso reforzar y digitalizar nuestras líneas eléctricas, dotándolas de inteligencia predictiva ante averías y defectos, y mayor capacidad de gestión, así como protegerlas con tendidos subterráneos y descentralizar la generación e integrar sistemas de almacenamiento. Aguas abajo, detrás del contador, tenemos que adecuar las instalaciones, dimensionándolas de acuerdo a los actuales y futuros usos eléctricos; así como preparar, en muy poco tiempo, nuestros edificios para que puedan autoproducir la electricidad que consuman.

Este inexorable proceso de electrificación, solo es posible con la participación de los técnicos de las empresas instaladoras. Profesionales que, ante catástrofes como el DANA, actúan como auténticos ángeles de la guarda, y que, además de ser esenciales en momentos adversos, también lo son cada día en miles situaciones anónimas.

Carlos Sánchez
Secretario Técnico de ASELEC

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